El recuerdo de nuestras diferencias
Sin el conocimiento de
su diferencia, los hombres y las mujeres se enfrentan unos a otros. En general
nos sentimos frustrados o enojados con el sexo opuesto porque hemos olvidado
esa verdad importante. Esperamos que el sexo opuesto sea más como nosotros.
Deseamos que “quieran lo que queremos” y “sientan lo que sentimos”. Suponemos
erróneamente que si nuestros compañeros nos aman reaccionarán y se comportaran
de cierta forma, la forma en que nosotros reaccionamos y nos comportamos cuando
amamos a alguien.
Esa actitud nos dispone a sentirnos decepcionados una y otra
vez y nos impide tomar el tiempo necesario para comunicar en forma afectuosa
cuales son nuestras diferencias. Los hombres esperan erróneamente que las mujeres
piensen, se comuniquen y reaccionen en la forma en que lo hacen los hombres,
las mujeres esperan erróneamente que los hombres sientan, se comuniquen y
respondan en la forma en que lo hacen las mujeres. Hemos olvidado que se supone
que hombres y mujeres son diferentes.
Como resultado de ello, nuestras
relaciones se llenan da fricciones y conflictos innecesarios. El hecho de
reconocer y respetar con claridad dichas diferencias reduce drásticamente la
confusión cuando uno trata con el sexo opuesto.
Todo puede explicarse cuando
uno recuerda que los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus.
La Comisión de
Mejoramiento del Hogar
La queja mas frecuentemente expresada por los hombres acerca
de las mujeres es que siempre están tratando de cambiarlos.
Cuando una mujer ama a un hombre, se siente responsable de
su crecimiento y trata de ayudarlo a mejorar la manera de hacer las cosas.
Forma una Comisión de Mejoramiento del Hogar y centra en la
su atención fundamental.
No importa hasta que punta pueda el resistir su ayuda; ella
se empeña en esperar una oportunidad para ayudarlo o decirle lo que tiene que
hacer.
Piensa que lo esta estimulando, mientras él piensa que lo
esta controlando. Por el contrario, él quiere su aceptación.
La vida en Marte
Siempre están haciendo cosas para poder probarse a
sí mismos y desarrollar su poder y sus habilidades. Su sentido de la
personalidad se define a través de su capacidad para alcanzar resultados.
Experimentan la realización fundamentalmente a través del éxito y el logro.
En Marte todo es el reflejo de estos valores.
Inclusive su
vestimenta esta diseñada para reflejar sus habilidades y su competencia. Los
oficiales de policía, los soldados, los hombres de negocios, los científicos,
los taxistas, los técnicos y los cocineros, todos llevan uniformes o por lo
menos sombreros para reflejar su competencia y poder.
No leen revistas tales
como Psychology Today, Self o People. Prefieren las actividades al aire libre,
como la caza, la pesca y las carreras de autos. Se interesan por las noticias,
el clima y los deportes y nada les importa menos que las novelas románticas y
los libros de autoayuda. Se interesan mas en los “objetos”y las “cosas” que en la
gente y los sentimientos.
Inclusive hoy en la Tierra, mientras las mujeres
fantasean con el romance, los hombres fantasean con autos potentes,
computadoras más rápidas, artefactos, artilugios y una nueva tecnología más
poderosa.
Los hombres se preocupan por las “cosas” que los ayuden a expresar
poder a través de la creación de resultados y el logro de sus objetivos. El
hecho de alcanzar los objetivos resulta algo muy importante para un marciano
porque es una manera de probar su competencia y por lo tanto de sentirse bien
consigo mismo. Y para poder sentirse bien consigo mismo debe alcanzar esos
objetivos con sus propios medios. Otra persona no puede hacerlo en su lugar.
Los marcianos se enorgullecen de hacer las cosas por sí solos. La autonomía es
un símbolo de eficiencia, poder y competencia. La comprensión de esta
característica marciana puede ayudar a las mujeres a comprender porque los
hombres se resisten tanto a ser corregidos o a que les digan lo que tienen que
hacer. El hecho de ofrecerle al hombre un consejo no solicitado equivale a
suponer que no sabe que hacer o que no sabe hacerlo por sí solo. Los hombres se
muestran muy quisquillosos acerca de esto, porque el tema de la competencia les
resulta enormemente importante.
Por el hecho de estar manejando sus propios problemas, un
marciano habla pocas veces acerca de ellos a menos que necesite un consejo de
un experto. Razona de la siguiente manera: “¿por qué involucrar a otra persona
cuando puedo hacerlo por mí mismo?”. Mantiene la reserva de sus problemas a
menos que requiera de la ayuda de otro para encontrar una solución.
El hecho de
pedir ayuda cuando uno puede arreglárselas por si mismo es considerado como un
símbolo de debilidad. Sin embargo, si realmente necesita ayuda, obtenerla
representa realmente un signo de sabiduría. En ese caso encontrara a alguien a
quien respete y luego le hablara acerca de su problema.
En Marte, hablar acerca
de un problema constituye una invitación al consejo. Otro marciano se siente
honrado por la oportunidad. Automáticamente adopta el papel de
“arréglalo-todo”; escucha por un momento y luego ofrece sus valiosos consejos.
Esta costumbre es una de las razones por las que los hombres instintivamente
ofrecen soluciones cuando las mujeres hablan de conflictos.
Cuando una mujer
comparte inocentemente sentimientos perturbadores o analiza en voz alta sus
problemas diarios, un hombre supone erróneamente que esta buscando algún
consejo experto. Adopta su papel de “arréglalo-todo” y comienza a dar consejos;
esta es su manera de mostrar amor y de tratar de ayudar. Quiere ayudarla a
sentirse mejor resolviendo sus problemas. Quiere resultarle útil. Siente que
puede ser valorado y ser digno de su amor cuando sus capacidades son utilizadas
para resolver los problemas venusinos.
Sin embargo, una vez que ofrece una
solución y ella continua perturbada, le resulta muy difícil seguir escuchando
porque su solución ha sido rechazada y se siente cada vez más inútil. No tiene
la menor idea de que puede demostrar su apoyo con el solo hecho de escuchar con
empatía e interés. No sabe el hecho de que en Venus el hecho de hablar de los
problemas no constituye una invitación para ofrecer una solución.
En efecto, muy poca gente es capaz de crecer en el amor. Sin
embargo, ocurre. Cuando los hombres y las mujeres son capaces de respetar y
aceptar sus diferencias, el amor tiene entonces la oportunidad de florecer.
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